martes, 23 de marzo de 2010

“Al tiempo recobrado” de Proust a Ruiz.

Recursos literarios o cinematográficos


Ambos acuden a las formas de percepción inmediatas, recursos audiovisuales. Las diviersas categorías de la existencia se evocan por el tacto, gusto, olfato y oído. En ambos lenguajes hay un salto entre la intuición y su correspondencia con la realidad. El registro de la memoria se presenta tan verosímil como el presente, sólo le reconocemos porque vemos la conexión. En la novela se describe, nosotros vemos el pasado de forma inmediata y condensada. A su vez, en el cine, tanto el pasado como el presente se percibe visualmente, por lo que sobra la descripción a manera literaria.

Raúl Ruiz, un chileno en Francia, en 1939 adapta “Al tiempo recobrado”, el último de los libros de Proust. Esta elección da ya un enfoque importante a cierta cuestión: es al final precisamente donde Proust explica el sentido de la obra. En su ensayo sobre la muerte, Marcel Proust, entiende el sentido de su proyecto vital y como escribir un libro sobre las percepciones puras.

El punto de vista es en primera persona, el cual ha de traducirse o cambiar en el lenguaje cinematográfico. No obstante, en este caso, el problema narrativo está entre el tiempo narrado y el tiempo de la narración. La idea de Proust de que el tiempo se va, se pierde y nunca se puede recuperar como tal, cuenta con desafíos visuales al momento de contarlo en pantalla. Lo que ya ha sido vivido no puede salvarse de la pérdida, sólo es posible mediante un artificio que puede llegar a producir una experiencia análoga, como una metáfora.

Encontramos por una parte, el ingrediente autobiográfico que pone en primer plano la propia vida. Pero, por otra parte, es este un libro de ocultación. “Al tiempo recobrado” es un ejercicio de indirección, ya que el tiempo sólo puede recuperarse o recobrarse indirectamente.

Es mediante la memoria involuntaria, por la famosa madalena, que algún tiempo pasado puede venir hacia nosotros. Esta metáfora inicial es clave, no obstante, donde hay más elementos de remembranza son los golpes de recuerdo al final del libro.

En la película de Ruiz, aunque percibimos el presente y el pasado narrativo visualmente, el director acude al texto original de Proust. En su librería, mediante voz en off, el protagonista recupera el texto y dice exactamente lo que tiene que decir en esa situación: un texto literario donde el tiempo es condensado.


El cine de Raúl Ruiz

“Porque, creo que la categoría clave de Ruiz es la relación y que, tal vez, para él no exista la dialéctica, la contradicción, el conflicto y que la que él llama “teoría del conflicto central” no sea sino una simple apariencia o ilusión que pretende distraernos, sacarnos de esa condición fundamental de seres para la muerte y que nos sirve de narcótico para curarnos de esa aparentemente aburrida vida cotidiana. El enfrentamiento, la lucha, nos distrae del paso inexorable y monótono del tiempo, de la inquietud que produce la quietud, etc.” El enfrentamiento, la lucha, nos distrae del paso inexorable y monótono del tiempo, de la inquietud que produce la quietud, etc. Ver el mundo, como lo hacen las películas, como una contradicción, un conflicto entre bien y mal nos sirve de acicate, de excitante, de estimulante para la vida, pero nos impide, según Ruiz, ver las secretas relaciones, las analogías y las conciliaciones que subyacen en cada cosa con las otras cosas, con las que comparte el mismo mundo. Ruiz parece creer en que nada, en últimas, es capaz de repeler fundamentalmente a nada, de que no hay nada repulsivo o ajeno, de que, por muy diferentes y lejanos que los elementos de una relación parezcan, siempre habrá la capacidad de adivinar en ellos formas de atracción y de compatibilidad. Tal vez este sea el trasfondo de la famosa concepción o teoría que él llama holística.”

“Raúl Ruiz y la elevada calidad del aburrimiento” por Andrés Upegui Jiménez

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