martes, 23 de marzo de 2010

Las horas: el tiempo cinematográfico

De “Mrs. Dalloway”(1925) de Woolf a “Las horas” de Cunningham y de Daldry

En el tema del tiempo en el cine, uno de los recursos utilizados es, paradójicamente, el silencio. En el tema del tiempo, son justamente las palabras las que se ven faltas de importancia. En Proust, es el sujeto quien salta, que se desliga, en el tiempo. En cambio, en “Las horas”, los protagonistas no saltan entre pasado, presente y futuro; somos los espectadores quienes nos desconectamos en el tiempo.

En la película “Las horas”, los objetos sirven de desencadenantes de la discontinuidad temporal. El pastel, el libro (y con este, la propia literatura) son los vehículos que nos transportan temporalmente. Estos recursos cinematográficos, como los marcadores del tiempo, compensan los saltos vertiginosos que no se entenderían de otra manera.

Modernismo anglosajón

La idea de un tiempo discontinuo es una idea del movimiento literario del High Modernism. De este movimiento participaron tanto Wolf como Proust. Ya desde el s.XIX, desde la obra literaria, Virginia Wolf rompe el edificio de la verosimilitud de la realidad. En esta, encontramos ya una distorsión del continuo espacio-temporal. A partir de entonces estos ejercicios se conocieron como característicos de la literatura. Para su recepción implican un cierto grado de dificultad, lo cual a su vez, supone la necesidad de un lector activo que vaya armando las piezas del rompecabezas mediante un ejercicio intelectual.

Este recurso manifiestamente literario, el salto en la temporalidad, Cunningham lo utiliza con cierto conservadurismo: los saltos temporales en la novela son entre capítulos, a cada capítulo le nombra como al protagonista al que se refiere. Este manejo tan no wolfiano hace que el libro se lea sin ninguna dificultad formal. En la película en cambio, no hay capítulos, los saltos se manejan por paralelos y alternancias que provocan cambios más vertiginosos. Son, como ya hemos mencionado, los marcadores de tiempo los que sitúan al espectador y entrelazan los relatos. Es así como el desafío a la continuidad se va insertando en la discontinuidad de ella misma.

*

El realismo es también una convención, también una forma de representación artificial. Lo que denominamos realismo es en realidad un simulacro de lo real muy convencional que nos permite ver algo como supuestamente se vería. El realismo también supone una reorganización, una representación y un acomodo que nos dice que este edificio del realismo es en realidad otro tipo de engaño. Así pues, tanto el realismo como los movimientos y mecanismos que le alteran se enfrentan a una cuestión representativa: ¿qué arte está mejor dotada para representar qué cosa? Este dilema de representación nos deja ver que en realidad hay una competencia y rivalidad entre las artes.

El cine está ontológicamente determinado al realismo. La mayoría reconocemos en el cine una nitidez en la forma de lo representado. Los elementos que encontramos en el cine tienen un sentido propio, real. El cine, al dar cuentas de fenómenos externos conserva cierta nitidez. Es al tratarse de cuestiones subjetivas, internas a cada sujeto que encontramos una suciedad perceptiva. En la medida que el cine externaliza el sentido, aparece este con más nitidez. El lenguaje, en cambio, es más maleable en sus símbolos. En la voluntad del cine por hacer eco a la interioridad acude al lenguaje literario.

La novela es narrada por una tercera persona focalizada. El narrador es externo al personaje y, sin embargo, nos sitúa dentro de su reflexión que nos lleva al tiempo pasado. Es este transporte entre tiempos una peculiaridad normal en la conciencia humana. El pasado no está pasado, está presente en el presente de nuestra mente. Estos saltos entre tiempos ofrecen una posibilidad artística (de otra manera aparentemente imposible) de establecer una conexión hacia el futuro.

El cine americano rompe la verosimilitud en las décadas de los sesentas y setentas. La decisión no es necesaria, está implícita dentro de las mismas películas. El montaje es un elemento clave para la interpretación en este sentido. Si las diversas realidades están conectadas en planos, también lo están de forma semántica. El montaje residen diversos puentes de sugerencia. Es un efecto perfectamente literario aunque no haya aparecido en la novela. La literatura es el hilo conector, lo que enlaza los tiempos, lo que hace que el lector y el autor se comuniquen en ellos.

Todos y cada uno de los personajes de Las Horas quedan contaminados de ficcionalidad. Menos la propia Woolf. Los demás se ven escritos por ella. Se trata de un ejercicio de metaficción, en el cual la realidad representada y la ficción se confunden hasta ser indistinguibles.

Algo de esto tiene que ver con que las protagonistas sean mujeres. A nivel hermenéutico, el hecho de que algunas estén por entre su propia identidad y un rol determinado que les es determinante. “Las horas” narran historias de infelicidad que oscilan entre la insatisfacción y la satisfacción casual. La felicidad se enreda y se trunca con las expectativas. La película nos ofrece también un guiño de bisexualidad, en el cual las mujeres son un apoyo entre ellas y pueden llegar a identificarse profundamente. Las características de estas tres mujeres, las dejarán encajar de una forma u otra en la historia narrada y ofrecerán fuerza y complejidad dramática a lo largo de la obra.

A nivel teórico, son los “espacios de indeterminación” los que permiten los saltos entre espacio y tiempo. Dentro de la misma obra, se cuestiona la realidad del relato. Las versiones posibles de lo que pasó son cuestionadas, deconstruyendo la verosimilitud. Este tipo de pacto de ficción, no obstante, puede producir confusión y desconcierto. Y cabe recordar que esta transgresión cuenta con un modelo en la literatura. El cine aprende de la literatura esta forma de transgredir, ya que como hemos dicho anteriormente, el cine por naturaleza tiene vocación realista.

“Al tiempo recobrado” de Proust a Ruiz.

Recursos literarios o cinematográficos


Ambos acuden a las formas de percepción inmediatas, recursos audiovisuales. Las diviersas categorías de la existencia se evocan por el tacto, gusto, olfato y oído. En ambos lenguajes hay un salto entre la intuición y su correspondencia con la realidad. El registro de la memoria se presenta tan verosímil como el presente, sólo le reconocemos porque vemos la conexión. En la novela se describe, nosotros vemos el pasado de forma inmediata y condensada. A su vez, en el cine, tanto el pasado como el presente se percibe visualmente, por lo que sobra la descripción a manera literaria.

Raúl Ruiz, un chileno en Francia, en 1939 adapta “Al tiempo recobrado”, el último de los libros de Proust. Esta elección da ya un enfoque importante a cierta cuestión: es al final precisamente donde Proust explica el sentido de la obra. En su ensayo sobre la muerte, Marcel Proust, entiende el sentido de su proyecto vital y como escribir un libro sobre las percepciones puras.

El punto de vista es en primera persona, el cual ha de traducirse o cambiar en el lenguaje cinematográfico. No obstante, en este caso, el problema narrativo está entre el tiempo narrado y el tiempo de la narración. La idea de Proust de que el tiempo se va, se pierde y nunca se puede recuperar como tal, cuenta con desafíos visuales al momento de contarlo en pantalla. Lo que ya ha sido vivido no puede salvarse de la pérdida, sólo es posible mediante un artificio que puede llegar a producir una experiencia análoga, como una metáfora.

Encontramos por una parte, el ingrediente autobiográfico que pone en primer plano la propia vida. Pero, por otra parte, es este un libro de ocultación. “Al tiempo recobrado” es un ejercicio de indirección, ya que el tiempo sólo puede recuperarse o recobrarse indirectamente.

Es mediante la memoria involuntaria, por la famosa madalena, que algún tiempo pasado puede venir hacia nosotros. Esta metáfora inicial es clave, no obstante, donde hay más elementos de remembranza son los golpes de recuerdo al final del libro.

En la película de Ruiz, aunque percibimos el presente y el pasado narrativo visualmente, el director acude al texto original de Proust. En su librería, mediante voz en off, el protagonista recupera el texto y dice exactamente lo que tiene que decir en esa situación: un texto literario donde el tiempo es condensado.


El cine de Raúl Ruiz

“Porque, creo que la categoría clave de Ruiz es la relación y que, tal vez, para él no exista la dialéctica, la contradicción, el conflicto y que la que él llama “teoría del conflicto central” no sea sino una simple apariencia o ilusión que pretende distraernos, sacarnos de esa condición fundamental de seres para la muerte y que nos sirve de narcótico para curarnos de esa aparentemente aburrida vida cotidiana. El enfrentamiento, la lucha, nos distrae del paso inexorable y monótono del tiempo, de la inquietud que produce la quietud, etc.” El enfrentamiento, la lucha, nos distrae del paso inexorable y monótono del tiempo, de la inquietud que produce la quietud, etc. Ver el mundo, como lo hacen las películas, como una contradicción, un conflicto entre bien y mal nos sirve de acicate, de excitante, de estimulante para la vida, pero nos impide, según Ruiz, ver las secretas relaciones, las analogías y las conciliaciones que subyacen en cada cosa con las otras cosas, con las que comparte el mismo mundo. Ruiz parece creer en que nada, en últimas, es capaz de repeler fundamentalmente a nada, de que no hay nada repulsivo o ajeno, de que, por muy diferentes y lejanos que los elementos de una relación parezcan, siempre habrá la capacidad de adivinar en ellos formas de atracción y de compatibilidad. Tal vez este sea el trasfondo de la famosa concepción o teoría que él llama holística.”

“Raúl Ruiz y la elevada calidad del aburrimiento” por Andrés Upegui Jiménez

martes, 16 de marzo de 2010

Lolita de Navokov a Stanley Kubrick

Tráiler

La novela de Lolita, de Navokov, es contada en primera persona. Se trata de las memorias de un hombre maduro que en todo momento busca una autojustificación. Todo es visto y narrado desde su punto de vista, es un relato totalmente focalizado. Es posible que esta narración haya utilizaco un recurso literario frecuente: escribir (y leer) como si estos textos hubieran sido hallados y editados por un especialista. Por ejemplo, pareciera que un doctor especializado en perversiones sexuales ha editado esta información con un interés documental.

En este caso, es esta posición parcial la que resulta escandalosa. Un caso de abuso es narrado desde el punto de vista del abusador y, por lo tanto, lo que se nos presenta es una constante justificación del abuso. El narrador supone que el lector ha de entender el transcurso de las acciones, pero siempre tiene que tenerse en mente que este mismo narrador, y por lo tanto la totalidad de la narración, no son de fiar. Lolita se trata de un narrador infiable.


Desde el comienzo de la novela encontramos indicios de una obsesión erótico-patológica. Es un comienzo desde la aliteración; el escritor repite incansablemente las sílabas que componen el nombre Lolita: “Lo-lee-ta”. Es esta una cuestión fonética, verbal: es el ejercicio verbal de un hombre entregado al juego de palabras y su sonido. Tal vez empezando así, nos da la referencia que motive el interés para seguir la obra.

Cuando Navokov entregó le entrega la historia a Kubrick, le pidió un guión. Navokov le da un guión de 400 páginas, que acaba reduciendo a 200. La primera versión contenía intentos de transportar una serie de recursos literarios al cine mediante una producción con efectos anómalos de cámara.

Navokov decide publicar el guión, ya que consideró que Kubrick lo había traicionado haciendo otra cosa.

viernes, 12 de marzo de 2010

Tristana: problemas narrativos en la adaptación

A continuación, mencionaré algunos de los modelos de la complejidad del proceso de adaptación. En estos casos, la fidelidad con respecto a la obra literaria aparece como una cuestión totalmente secundaria.


1. Tristana, de Galdós a Buñuel

Sueños amputados de libertad.

(tráiler) Tristana era hija de una familia burguesa arruinada. Al quedar huérfana queda bajo la tutoría de un don juan, que se llama Don Lope, quien la seduce y la convierte en su amante. Tristana quiere ser independiente y libre. Se enamora de un joven pintor con quien quiere huir y llevar una vida ideal. Tristemente la protagonista se enferma y su pierna amputada, esto le incapacita para llevar a cabo sus sueños de libertad. A partir de aquí se nos demuestra su resignación a una vida doméstica.

Fue esta historia, una novela en contra del romanticismo y el idealismo (de la libertad). Dicen las malas lenguas que la escritora Doña Emilia, condesa de Pardo Bazán (La Coruña, 1851-1921), introductora del naturalismo en España era amante de Galdós. En 1889 escribió Insolación una novela para justificar la infidelidad. La crítica dice que esta novela había sido escrita para Galdós, no para el marido de Doña Emilia. Frente a esta abierta declaración de infidelidad, se dice que Galdós respondió cortándole la pierna a la protagonista de Tristana (1892).


De esta novela epistolar Buñuel toma el argumento y tira las cartas que eran profundamente literarias. Lo que hace el director, en esta ocasión y en tantas otras, es una nueva construcción a partir de una obra literaria. Lo que más le interesa a Buñuel es el imaginario subconsciente de ella. En la película, al contrario de la novela, Tristana alcanza a irse de casa, pero cuando enferma, vuelve. La película se divide en el antes y el después por el eje de la amputación. De este largometraje vale la pena resaltar la construcción simbólica a partir de un objeto: la pierna ortopédica o la muleta de la protagonista. A partir de este objeto se hace visible el paralelismo entre la amputación de su pierna y la castración de su vida.

Como hemos dicho antes, lo que interesa a Buñuel es el deseo subconsciente, lo cual deja al descubierto los antecedentes surrealistas del director. Es cuando somos conscientes de esto que los elementos visuales cambian radicalmente. Algunas escenas son totalmente realistas hasta el final, cuando descubrimos, por asociaciones lógicas (más bien ilógicas) que lo que estamos viendo es un sueño de Tristana. Mediante un par de estas escenas se anticipa el desarrollo del trama por medio de objetos con referencia fálica.

Una escena puramente objetual demuestra la separación esencial de la obra literaria. Una toma de la pierna ortopédica sobre la cama, o una de las muletas, se devela en la pantalla en total silencio.

De tiempos y espacios: Problemas narrativos


4. La imitación de los recursos: de la literatura al cine. Estructuras narrativas y recursos retóricos.

Para la realización o producción de una adaptación se encuentran varios problemas. Uno de ellos es el narrativo, ya sea una obra de teatro o una narración la que se quiere adaptar. Lo que en el teatro es acción, en la narrativa es descripción.

La adaptación del teatro tiene la mayor ventaja que es a su vez, la mayor dificultad; la limitación espacio temporal. En el caso de la novela y el cuento estas limitaciones se reemplazan por un amplio horizonte. Lo hace mediante un código verbal que le puede dotar de infinito movimiento.


El tratamiento espacio temporal es un gran tema en la literatura y el cine. La concepción de estos, en el arte no es objetiva-euclidiana, sino subjetiva y totalmente subordinada a la historia que se quiere contar. Griffith, cineasta clásico, se aprovechó, por ejemplo, del escritor decimonónico Dickens, en la forma de organización de la estructura del relato cinematográfico. De esta acción surgió un nuevo esquema de lugares y tiempos trasladados, como convenga al director. El pasado, el presente y el futuro se mezclan en un hilo narrativo que ofrece otro tipo de continuidad.

Literariamente, el texto se apoya en una variedad de personas y tiempos. Pero en la cámara ¿cómo se conjuga el tiempo? ¿cómo se manejan los puntos de vista de los personajes? Para establecer estas relaciones encontramos dos aspectos problemáticos.

El primer problema es el tiempo. La cámara no conjuga, como lo puede hacer la lengua.

La cámara presenta siempre el presente. Entonces estamos hablando de que se requieren otro tipo de marcadores para denominar el tiempo pasado o futuro al que se quiere aludir. Cada autor puede inventarse su propio marcador, íntimamente relacionado con la historia contada. No obstante, algunos marcadores generales son evidentes; el entorno, la tecnología, la vestimenta, los objetos. La descripción del tiempo se basa entonces en una asociación de elementos para la ubicación o situación de un relato. En el texto puede se cambiar de tiempo de una frase a otra, o incluso dentro de la misma frase. Por ejemplo; “Sonrió discretamente, mientras caían en sus hombros las horas” y “Deja su mirada en la nada y así pasará cien años”.

El segundo aspecto problemático trata sobre otro tipo de conjugación: las personas él, yo, tú, ellos. La cámara no es percibida como un sujeto narrador, más como una ventana objetiva. Encontramos una alternancia de punto de vista; la cámara registra al anunciador, por lo tanto no tiene punto de vista. No obstante, existe un artificio: la doble cámara. En este simulacro, una cámara pertenece al mundo ficticio, su punto de vista ya subjetivo, no le permite observar la totalidad de la acción. La información de este personaje-cámara es limitada, limitando al mismo tiempo la información del espectador. Es este un recurso para crear suspenso o misterio. Como en el final de Mullholand drive, la cámara es víctima o protagonista en una persecución que hace al espectador vulnerable y confundido.

Esta problemática sobre el punto de vista nos lleva a la cuestión de la voz narrativa. ¿Cuál es la voz de la narración? Si el punto de vista se trata de la percepción de la obra, la voz narrativa es aquella focalización que demuestra desde la perspectiva de quien recibimos una acción. Aunque el relato sea en tercera persona, se puede seguir la acción de forma focalizada. Si consideramos la cámara como un punto de vista neutro, ¿cómo construir un discurso subjetivo desde el relato?

Para construir un relato subjetivo desde la grabación pueden utilizarse recursos como voz en off, y la focalización física; el seguir al personaje. Este hacer el filme subjetivo, requiere una identificación con un personaje aunque este salga de nuestra percepción, aunque no le veamos.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Fotina


Sentir-leer.
Ver-sentir.
Leer-ver.

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martes, 9 de marzo de 2010

De cortos poéticos

¿Alguien puede hacer un poema de este mini-corto, The internal sun, hecha por Orost Bohonok?
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Adaptaciones de Hamlet

3. La adaptación. El repertorio temático: sobre la economía del préstamo.

En esta entrada veremos los problemas narrativos y de forma a que se enfrentan los casos de adaptación literaria al cine. Tomaremos como ejemplo principal el soliloquio de Hamlet, pero primero, hemos de reflexionar en torno a los géneros literarios y su potencial visual.

¿Qué géneros literarios resultan más fáciles para la adaptación cinematográfica?

El teatro supone la presencia de diálogos y acciones. La novela, por su parte, describe y narra.

El cine y la novela tienen en común la descripción de desplazamientos y movimiento.

Mientras, el teatro se describe por una unidad de tiempo y espacio. La continuidad lógica en el teatro es “más realista”. Está pensado para que gente represente a gente. El teatro no exige el traslado ya que solamente se representan las acciones descritas dentro de esta misma unidad de tiempo y espacio.

Los orígenes del cine se encuentran precisamente en este teatro filmado. Las causas de este desarrollo inicial eran meramente prácticas. El tamaño del equipo de filmación era tremendo. Ahora, curiosamente, muchas series de televisión han vuelto a adoptar este modelo limitado en espacio.

Sabemos, ahora ya de sobra, que cada arte tiene sus capacidades y límites. Las formas de interpretación de una misma historia pueden variar enormemente según los diferentes criterios de representación.

Hamlet

Un ejemplo de estos procesos imitativos y creativos es Hamlet. Cada adaptación que se ha hecho de esta obra literaria es una afirmación sobre un modelo diferente, incluso dentro de la misma industria del cine. El soliloquio de “Be or not to be” pronunciado por Hamlet es uno de esos referentes canónicos a partir de los cuales se determinan una serie de variantes.

Laurence Olivier (1948)

Esta primera adaptación representa ya una desiviación del Hamlet clásico. Durante el soliloquio protagonista se encuentra al lado de un risco de mar y el soliloquio es a la vez pronunciado en voz alta y en voz en off. El actor se encuentra encarado al abismo y es captado por la cámara desde un plano exterior. Luego otro plano adopta su punto de vista subjetivo. Estos ejercicios visuales son signos puramente cinematográficos, muy diferentes a aquellos teatrales.

Se representa un Hamlet narcisista, melancólico. La debilidad e indecisión del protagonista es traducido por el director a melancolía.

Grigori Kozintsev (1964)

Este Hamlet -filmado en blanco y negro y con música de Shostakovich- se planteó un desafío similar al de la versión de Zeffirelli años después: contar la tragedia en forma activa, privilegiando la acción y cortando varios monólogos y disgresiones. Por razones evidentes, el monólogo del ser o no ser no fue cortado y en este podemos ver que es, tal vez, la adaptación más radical. Mediante la hechura de esta película tenemos acceso a las reflexiones teóricas que ocupaban a las vanguardias rusas. En esta visión, el registro semiótico del teatro no es válido. En el cine la interpretación de la expresión de un autor no es por la expresión en sí, sino por el montaje; la contraposición de imágenes.

En esta adaptación observamos un aprovechamiento de recursos propiamente cinematográficos. En la primera versión se le da mucho peso a Shakespeare. Luego la versión rusa aprovecha lo que Olivier ya había mostrado más o menos: demostrar que, en cine, no es necesario que al actor abra la boca para interpretar la escena del ser o no ser.

Zeffirelli (1990)

En esta adaptación, Hamlet es personificado por Mel Gibson. Ya el casting representa el primer ejercicio de significación. Se elije a una persona porque tiene una u otra capacidad expresiva. En esta representación observamos fuerza, incluso un énfasis violento donde no hay mucho cuidado por la dicción. A comparación de la primera adaptación de Olivier, este soliloquio es situado en una catacumba, lugar diametralmente opuesto al alto risco abierto al aire. El director ha elegido subrayar la reflexión sobre la muerte colocando al personaje en una cripta, en un cementerio. Mediante esta decisión, se le presenta al espectador la opción de leer el soliloquio desde la visión sobre la muerte. Aunque también se ofrece la posibilidad hermenéutica de la dualidad reflexión-acción, en una cesura más marcadamente existencial.

Kenneth Branagh (1996)

Antes que nada una curiosidad, dicen las malas lenguas de wikipedia que fue cuando Branagh tenía 15 años, al ver a Derek Jacobi en el papel de Hamlet , cuando decidió ser actor. Así no sorprende que después haya decidido dirigir Hamlet y al mismo tiempo protagonizarlo.

El personaje se encuentra en esta adaptación en una sala llena de espejos, acentuando así la sensación de que alguien le puede estar escuchando. Hay en la escena una sugestión de locura. Más que una reflexión, como en los otros casos, nos encontramos frente a una persona que habla solo, reconocido signo de desequilibro mental.

La situación está también construida para subrayar que el soliloquio escrito por Shakespeare siempre es escuchado por alguien. Estos testigos actúan o cumplen la función de un alter ego. Existe también un juego con el espectador en el cual el espejo es a su vez una pantalla. Él mira al espejo, a si mismo y tal vez, el espectador al mirar la pantalla, puede estar también mirando a un espejo. Encontramos entonces marcado el componente narcisista; el personaje habla consigo mismo, cuando en realidad, sabe que habla con alguien más.

El hecho de que en pantalla no veamos al actor, sino el reflejo de este en el espejo, devela un guiño a la metaficción. El reflejo es aquello materialmente ficticio, no es un ente real. Este signo se ha interpretado como una reflexión sobre el teatro en el cine; el teatro sigue consistiendo en un acto presencial, más cercano (o humano), mientras el cine depende de una pantalla. En este sentido, el cine parece poco expresivo, sin manierismo ni dramatismos.

Branagh representa a un Hamlet estático –poco teatral- y nada dubitativo. En esta adaptación se erradica todo elemento de duda o incertidumbre. Tal vez, se nos quiere dar a entender que la interpretación exagerada es propia de un artificio de teatro. Las películas, tal vez, pretenden sólo mostrar un entorno más real, más ordinario.

El elemento teatral en el cine, es entonces cuestionado, el pacto ficcional cambiado. Ambas representaciones son completamente distintas, y cada autor más o menos, con su actuación, se posiciona. Ya tenemos, en este punto, una conciencia de los modelos precedentes, que ya conforman a su vez, una tradición de Shakespeare en el cine.

*

Así pues, cada proceso de adaptación es un proceso de interpretación, lo cual nos lleva al siguiente interrogante. ¿En qué sentido y hasta qué punto ha de buscarse una fidelidad a la obra adaptada?, ¿ha de adaptarse el espíritu de la obra o sus detalles?, ¿la fidelidad ha de ser parcial o en el sentido total de la obra?

To be or not to be

En la próxima entrada, comentaremos las diferentes adaptaciones cinematográficas de el gran soliloquio de Hamlet de William Shakespeare. Después de la caricatura encontrarán el texto original seguido de una traducción al español.

William Shakespeare

To be, or not to be (from Hamlet 3/1)

To be, or not to be: that is the question:

Whether 'tis nobler in the mind to suffer

The slings and arrows of outrageous fortune,

Or to take arms against a sea of troubles,

And by opposing end them? To die: to sleep;

No more; and by a sleep to say we end

The heart-ache and the thousand natural shocks

That flesh is heir to, 'tis a consummation

Devoutly to be wish'd. To die, to sleep;

To sleep: perchance to dream: ay, there's the rub;

For in that sleep of death what dreams may come

When we have shuffled off this mortal coil,

Must give us pause: there's the respect

That makes calamity of so long life;

For who would bear the whips and scorns of time,

The oppressor's wrong, the proud man's contumely,

The pangs of despised love, the law's delay,

The insolence of office and the spurns

That patient merit of the unworthy takes,

When he himself might his quietus make

With a bare bodkin? who would fardels bear,

To grunt and sweat under a weary life,

But that the dread of something after death,

The undiscover'd country from whose bourn

No traveller returns, puzzles the will

And makes us rather bear those ills we have

Than fly to others that we know not of?

Thus conscience does make cowards of us all;

And thus the native hue of resolution

Is sicklied o'er with the pale cast of thought,

And enterprises of great pith and moment

With this regard their currents turn awry,

And lose the name of action. - Soft you now!

The fair Ophelia! Nymph, in thy orisons

Be all my sins remember'd.

___ Traducción de Rafael Pombo

¡Ser, o no ser, es la cuestión! -¿Qué debe

más dignamente optar el alma noble

entre sufrir de la fortuna impía

el porfiador rigor, o rebelarse

contra un mar de desdichas, y afrontándolo

desaparecer con ellas?

-

Morir, dormir, no despertar más nunca,

poder decir todo acabó; en un sueño

sepultar para siempre los dolores

del corazon, los mil y mil quebrantos

que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara

concluir así!

-

¡Morir... quedar dormidos...

Dormir... tal vez soñar. -¡Ay! allí hay algo

que detiene al mejor. Cuando al mundo

no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños

vendrán en ese sueño de la muerte!

-

Eso es, eso es lo que hace el infortunio

planta de larga vida. ¿Quién querría

sufrir del tiempo el implacable azote,

del fuerte la injusticia, del soberbio

el áspero desdén, las amarguras

del amor despreciado, las demoras

de la ley, del empleado la insolencia,

la hostilidad que los mezquinos juran

al mérito pacífico, pudiendo

de tanto mal librarse él mismo, alzando

una punta de acero? ¿quién querría

seguir cargando en la cansada vida

su fardo abrumador?...

-

Pero hay espanto

¡allá del otro lado de la tumba!

La muerte, aquel país que todavía

está por descubrirse,

país de cuya lóbrega frontera

ningún viajero regresó, perturba

la voluntad, y a todos nos decide

a soportar los males que sabemos

más bien que ir a buscar lo que ignoramos.

-

Así, ¡oh conciencia!, y la ardiente

resolución original decae

al pálido mirar del pensamiento.

Así también enérgicas empresas,

de trascendencia inmensa, a esa mirada

torcieron rumbo, y sin acción murieron.